JUEGO
DEL DÍA

Pon a esos patéticos humanos en su sitio con Soy Un Monstruo.

Soy Monstruo

Forma parte de un equipo. Conv

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¿Te aburre andar siempre salvando al mundo? ¡Prueba a destrozarlo! Soy un Monstruo te permite crear un escuadrón de monstruosos kaiju para demoler ciudades y cargarte a un montón de enemigos.

Son grandes, son malos, y se les da genial destrozar cosas.

Los monstruos se mueven y pelean por sí mismos, pero tú también participas en el caos desencadenando golpes especiales para maximizar el impacto de sus ataques. Los edificios, los vehículos y los pobres incautos con camisas rojas que han sido enviados para detenerte no tienen ninguna oportunidad de sobrevivir.

Los ataques especiales tienen temporizadores de recuperación, un factor a tener muy en cuenta cuando has destruido tantas construcciones que desbloqueaste una pelea con un jefe. Para derrotar a estos enemigos tan fuertes tendrás que utilizar con destreza las cualidades especiales de tu kaiju y saber cuándo es el momento idóneo de sustituirlo por otro monstruo de tu escuadrón. Incendia a tu enemigo con Rogzora, el lagarto gigante, y cámbialo por el enorme mono Goriko para que haga una buena llave y le dé una buena tunda a tu adversario mientras los demás recargan energía.

Reúne y evoluciona a nueve pesos pesados, incluyendo a esta brutal bestia de las nieves.

Gracias a sus llamativos y coloridos gráficos, la carnicería de la que somos testigos en Soy Un Monstruo tiene un toque de dibujos animados que hace que muchas de las criaturas sean una verdadera monada. El juego tiene, además, un factor que profundiza en su mecánica: los jefes sueltan objetos con los que puedes mejorar a tus gigantes, haciendo que siempre estén un paso por delante de los afables civiles a los que pisotean, ayudados también por unas mascotitas aterradoras que te echan una mano destrozando lo que se les atraviesa por el camino.

Lo mejor es que tu bestial brigada seguirá atacando a tus enemigos y coleccionando preciados recursos, incluso cuando no estés jugando. ¡Ninguna ciudad está salvo!