Los zombis gimen y los creepers sisean. Todo está muy, muy oscuro.
Cuando pasas tu primera noche en el modo supervivencia de Minecraft, todo es tan emocionante como aterrador.
Tu meta consiste en explorar y dar forma a un enorme universo hecho de mazacotes. Pero el sol comienza a descender, así que lo mejor será que te prepares para la oscuridad. Te explicamos cómo.
A explorar se ha dicho
Antes de ponerte a construir, escoge el sitio adecuado. Busca un lugar cerca de alguna colina, que no te obligue a alejarte demasiado para extraer piedra y que tenga árboles cerca. Tu alojamiento para la primera noche será bastante básico pero suficiente para el poco tiempo que pasarás allí.
Mete puñetazos a los árboles
El siguiente punto en el orden del día es almacenar recursos. Empezar la partida con las manos vacías no significa que no puedas hacer nada. ¡Apriétalas con fuerza y ponte a pegar puñetazos a cosas!
Golpea árboles hasta conseguir media docena de bloques de madera. Después, conviértelos en los tablones con los que construir la mesa de trabajo que necesitarás para elaborar tus herramientas de supervivencia. ¡Ah! Y date prisa, porque en Minecraft el día solo dura 10 minutos.
Equípate
¡A fabricar herramientas! Saca la mesa de trabajo, convierte tus tablones en palos y fabrícate un pico, una pala, un hacha y una espada. Coge el pico y la pala y ponte a cortar madera y piedra. Y si ves carbón, no dudes en cogerlo, ya que más adelante será útil tenerlo a mano.
Acomódate en tu refugio
Ha llegado la hora de construir. Localiza una ladera y cava un túnel lateral de cuatro o cinco bloques de profundidad. A continuación cincela una habitación de tres por tres. ¿No hay colinas a la vista? Haz tu túnel en el suelo y construye un pequeño búnker para pasar la noche a salvo. No te olvides de desmontar tu mesa de trabajo y meterla dentro de tu refugio.
Ten paciencia
Si tienes tres bloques de lana, fabrícate una cama y ponte a dormir. Enseguida se hará de día. ¿No tienes sueño? Pásate la noche cavando para ampliar tu cuevecita o, si te envalentonas, atrévete a hacer fugaces incursiones al exterior y recoger más recursos. Cuando salga el sol, felicítate por haber sobrevivido y ponte en marcha. La siguiente puesta de sol está muy cerca.