HISTORIAS QUE INSPIRAN

Arte a prueba de todo

Todos los días son un buen día. Hasta el peor de todos es un regalo precioso. Para Henry Fraser, artista, autor y orador motivacional, esto es más que un mantra: es un estilo de vida.

Al igual que muchos artistas modernos, usó un iPad para crear algunas de sus obras más famosas. Sin embargo, Fraser es diferente: es cuadripléjico y pinta con la boca.

Su perspectiva positiva ha sido motivo de elogio de creadores como J.K. Rowling.

Durante las vacaciones de 2009, a la edad de 17 años, Fraser hizo lo mismo que ya había hecho varias veces esa semana: corrió por la playa y se metió al mar para refrescarse, sumergiéndose de cabeza. Sin embargo, en esta ocasión se topó con un banco de arena oculto.

El joven se dislocó la cuarta vértebra y se cortó la médula espinal. Quedó paralítico del cuello para abajo. Desde entonces ha pasado años recuperándose y aprendiendo a respirar sin ayuda, a tragar y, eventualmente, a pintar de nuevo.

"Cuando era más chico, me fascinaba el arte", nos cuenta mientras habla con la voz pausada, intercalada con cuidadosas respiraciones. "Me encantaba construir, dibujar y crear lo que fuera. Empecé a perder interés conforme fui creciendo, a medida que presentaba exámenes. Entonces tuve el accidente".

Henry crea todas sus obras usando una varilla bucal.

"El arte estuvo fuera de mi vida durante cinco años y medio, hasta enero de 2015. Me dolía la espalda como resultado de una lesión en la médula espinal y me la pasaba en cama viendo televisión".

"Cuando finalmente pude sentarme, la persona que me cuidaba cruzaba mis piernas, colocaba algunas almohadas en mi regazo y encima mi iPad. Pasaba todo el día jugando videojuegos. Soy experto en Football Manager", comenta entre risas mientras charlamos en una sala que ahora funciona como estudio. "No tenía nada más que hacer, hasta que intenté dibujar. Fue entonces que empecé a buscar apps de dibujo en el App Store".

Después de varios intentos fallidos, Fraser se topó con una app que cambió su vida. "Encontré una app que se llama Sketches", nos cuenta. "Es una app de dibujo fascinante. Las opciones son muchísimas y puedes hacer casi todo. Mis primeros dibujos eran bastante lineales pero, más adelante, comencé a usar diferentes grosores y colores".

No tenía nada más que hacer, hasta que intenté dibujar.

Henry Fraser

Fue apenas el comienzo. "Cuando mejoré lo suficiente como para salir de la cama, comencé a dibujar con lápices y, algunos meses más tarde, empecé a usar pintura", explica Henry. "Si no fuera por la app, no habría comenzado a dibujar con lápices".

Comenzó en el iPad, pero ahora pinta con materiales más tradicionales.

Limitado a movimientos de cuello y cabeza, Henry pinta usando una varilla bucal. Con una boquilla de goma y un extremo ajustable, esta varilla de plástico está equipada con un pincel, lápiz o lápiz electrónico, dependiendo de si está trabajando en un iPad o con materiales más tradicionales.

"Cuando pinto, le pido a mi mamá o a cualquier persona que se encuentre a mi lado que me acerque al caballete, que me ayude a acomodarme y ponga un trozo de tela alrededor de los brazos para poder limpiar el pincel", explica. "En el caballete tengo dos bandejas. La de abajo tiene un plato con agua y un trozo de cartón que funciona como mi paleta. Después pido que pongan algo de pintura sobre ella y listo. Puedo trabajar solo durante un rato".

Después del accidente, creí que se me habían cerrado muchas puertas. En realidad, fueron más las que se abrieron.

"Tengo cuatro varillas bucales, así que monto diferentes pinceles al mismo tiempo y le pido a alguien que me ayude a cambiarlos. Siempre intento planear con anticipación qué necesitaré y en qué momento".

"En la app puedo pasar de líneas delgadas a gruesas, lo cual me facilita el trabajo y me permite avanzar más rápido. Gracias al botón de deshacer, no me preocupo tanto por los errores, ya que sé que siempre puedo retroceder. Los dibujos que hago en el iPad me toman de dos a cuatro horas. Los dibujos en lápiz son más lentos y tardo alrededor de una semana, y las pinturas pueden llevarme entre dos y cinco días".

Una varilla bucal personalizada y un lápiz óptico le dan a Henry cierto control independiente a pesar de sus movimientos limitados.

Tras compartir sus primeros trabajos en Twitter e Instagram, el arte de Fraser rápidamente se hizo viral. Apenas diez meses después de haber probado estas apps por primera vez y cuatro meses después de comenzar con las pinturas, Henry organizó su primera exposición privada. Nueve meses después exhibió su arte en una importante exposición pública y, recientemente, publicó su autobiografía en el Reino Unido.

Aunque los resultados son impresionantes y Fraser hace que parezca sencillo, su trabajo también está acompañado de sufrimiento.

"Si estoy dibujando una línea tengo que dejar de respirar, de otro modo saldrá movida", explica. "Respirar me cuesta bastante: uso músculos que otras personas no usan normalmente. Tengo almohadas en el regazo para apoyar mis brazos y descansar un poco la espalda".

No habría comenzado con los lápices ni la pintura si no fuera por la app.

Henry Fraser

"Pinté el Everest durante cuatro días seguidos, cinco horas por día sin descansos. Cuando terminé, mis músculos estaban agotados. Me encanta poder terminar una pintura, pero durante los tres días posteriores, estoy destrozado".

A pesar de los obstáculos que tiene delante de él, la actitud positiva de Fraser lo ha ayudado a superar las expectativas del resto de las personas. "No puedo usar las manos para pintar, pero a veces hay que adaptarse a los retos de la vida", nos cuenta. "Después del accidente, creí que se me habían cerrado muchas puertas. En realidad, fueron más las que se abrieron.".

Henry Fraser no dejó de superar sus limitaciones a pesar de no poder usar las manos.

"Si no fuera por esas apps, no habría comenzado a dibujar ni tampoco a usar pinturas. El arte ha abierto tantas puertas que apenas lo puedo creer. Es increíble que algo tan molesto, como estar postrado en la cama, me haya dado tantas oportunidades".

Como dice Fraser, "Ningún día es malo". Sólo hay que saber apreciarlo.